¿Teclado con emoticones?
Es increíble. No basta con que las actuales generaciones hablen a base de mentadas de madre, ni de que apenas sepan escribir legiblemente y de que ignoren cualquier regla de la gramática y de la ortografía.
No, eso no es todo. Si alguna vez han chateado con algún adolescente, se habrán dado cuenta que aparecen, de pronto, caritas chistosas, animadas y que expresan sentimientos. Estas mamarruchadas han recibido el nombre de "Emoticons" en inglés, o emoticones, haciendo uso del barbarismo. Los más cultos (dicen ellos) les llaman "Íconos gestuales".
Yo les llamo "jeroglíficos", que en realidad deberían ser "emoticoglíficos". Se supone que la humanidad superó eso hace miles de años, pero la incapacidad (no puede llamársele de otra manera) de los chicuelos para expresar sus emociones son lo que le ha dado vida a esta cultura de los emoticones.
Otra razón para usarlos es la pereza, la lasitud neuronal o el exangüe río de pensamientos que pueblan las cabezas de muchos jóvenes.
El teclado que ven arriba tiene piezas intercambiables y basta que el troglodita messengero apriete uno de esos enormes botones para que diga "Te quiero", "¡Ohhh!", para que suspire, se ponga triste, se desespere y se enoje. Todo sin tener que traducir a palabras comunes y corrientes lo que el cerebro piensa o el alma siente.