Cuando los peces no abundan
Cuando los peces no abundan, ha llegado la hora de arrear las redes y cambiar de oficio. Tal vez ganadero, tal vez político, tal vez vendedor ambulante.
O, tal vez, ha llegado la hora de la siesta y habrá que dejar descansar a los pobres animalejos, alejarse un poco, ver las cosas en perspectiva, hacer algunos cambios, modificar las técnicas, dejar descansar las ideas, tomar energías y, un tiempo después, volver a la carga.
Como se ve, hay muchos posibles abordajes a este problema. Lo único en que coinciden casi todo ellos es que no tiene sentido forzar las cosas, y más vale tomárselo con calma para que el bajón de ánimo no se nos venga encima y podamos disfrutar de las cosas con más calma y tranquilidad.
Total, una mala época la tiene cualquiera, hasta un pato.
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