La cultura de la bicicleta
No es que esté en contra del uso de las bicicletas, lo cual me parece una de las decisiones más inteligentes que un ser humano pueda tomar, tanto por su salud como por la de los demás pero… ¿alguien se ha puesto a pensar en las cuestiones de seguridad? Ir en un vehículo sin ninguna protección al lado de microbuseros con mentalidad de la edad de piedra, tragando humo a litros, sin vías exclusivas para las bicicletas y sin la certeza de que algún truhán nos robará la bicicleta a la primera oportunidad que tengan. Además, las áreas transitables en bicicleta son reducidísimas, y no precisamente en las zonas donde son necesarias.
Seguro que convertir la ciudad de México en un área bicicletera (se escucha muy feo, así que digamos mejor pro-bicicletas) es una medida que saldría muy costosa, sobre todo si se ponen barreras que impidan que los intrépidos automovilistas invadan estos carriles. Una inversión de miles de millones de pesos para los que bastarían unos pilotes que impidan a los autos meterse donde no les conviene, pero por lo menos tendría uno la certeza de no terminar aplastado, o sin bicicleta si algún amante de lo ajeno se enamora de nuestro vehículo. Además del casco obligatorio habremos de circular con armadura completa para evitar cualquier percance, y no duden que pronto los motociclistas hallarán las vías para bicicletas muy acordes a sus necesidades. La ley de la selva. El país sin ley.
Claro, el problema es que las autoridades comenzarían a inventar impuestos, placas, tenencia, tarjeta de circulación, licencia para conducir bicicleta, infracciones de tránsito especiales y hasta taxímetros para bicicletas tan costosos como si estuviésemos en Europa. La voracidad de las autoridades capitalinas y de nuestro actual regente parece no tener fin y cualquier plan que mencionan me hace temblar porque sé que habrá más robos (perdón, impuestos) a la ya jodida población de esta maltratada Ciudad de la Desesperanza.
0 comentarios:
Publicar un comentario